martes, 16 de diciembre de 2014

Conciliación laboral familiar

Se habla siempre de la conciliación laboral y familiar como uno de los grandes inventos.

Ilusos nosotros que aún no nos hemos dado cuenta de que no es un invento para conciliar razonadamente y de  verdad. Sigue siendo una creación de la sociedad mercantil que lo intenta dominar todo.

Vamos a conciliar. Venga. A las 07.30 salimos de casa con los niños para el colegio. Pero, ¿no entran a las 09.00? Sí, pero yo entro a las 08.00, así que, como tengo la suerte de disfrutar de una conciliación laboral y familiar, pues llevo a los niños a las 07.50 al aula matinal (que ya el nombre en sí es un engendro del maligno), los dejo en el comedor, extraescolares y los puedo recoger a las 17.00, o a las 18.30... según los días o  según los casos.

Estoy encantado/a.

No nos engañemos, eso no es conciliar, eso es explotación infantil. No podemos estar dejando a los niños aparcados en manos de desconocidos de forma constante, porque los niños lo que necesitan es a su padre y a su madre. Y a sus hermanos si los tiene, y a los abuelos y los titos.

Los niños, cuanto más tiempo en el cole, más agotados terminan, física y emocionalmente. Los niños, vuestros hijos, necesitan pasar tiempo con vosotros, más allá de un anuncio de ikea que te desamuebla la cabeza. Tiempo, eso es lo que necesitan: jugar, reír, llorar, enfadarse, comer, hacer sus necesidades, preparar la cena, poner la mesa, hacer camas... ¡EN FAMILIA! Lo que sea, pero en familia, juntos.

Claro que, también es cierto, he oído a madres decir que ellas no se van a quedar 4 meses de baja en casa y con el niño. Que ella se incorpora antes, que la casa se le cae encima, que el niño es un trasto, que prefiere contratar a alguien que se lo cuide y lo lleva al cole y lo recoja. Que digo yo, que a lo mejor esa persona que lo cuide también podría haber hecho el amor con su marido (o pareja), y ya se hubiese quitado el problema de en medio del tirón.

Tenemos que hacer lo posible entre todos por cambiar este tipo de situación en lugar de alimentarlo. No soy ideólogo como para establecer una nueva trayectoria, pero lo que sí está claro es que a los niños, en los coles, muchas veces, les acabamos dando el cariño que les falta en la casa. Que hay niños que luego ven a su seño como una mamá.

¿Por qué crece el homeschooling? ¿Por qué la gente quiere ir menos al trabajo  o al cole? 

El mundo va muy rápido y no nos da tiempo a acumular las experiencias que queremos. Nos falta tiempo para leer, para ir al cine, para ir de copas con los amigos, para ir de compras, para escribir, cantar, pintar... Nos falta tiempo para todo lo que nos venden, nos entra por los ojos y queremos hacer. Y al final, ¡cómo no!, nos falta tiempo para nuestros hijos e, incluso, sobre todo, para nosotros mismos.

Cuando la mujer empezó a incorporarse al mundo laboral, lo cual me parece que fue genial y tardío, se hizo a costa de los niños. ¿No se podía haber hecho a costa de los maridos? ¿No se podía haber hecho a costa de reducciones de jornada? ¿De hacer menos cruceros o no comprarse un sillón relax? Hemos relegado a los niños. Para algunos, incluso, son un estorbo... no se dan cuenta de que esos padres son el auténtico estorbo, para sus hijos y para la misma sociedad.

Conciliar no es aparcar a los niños en el cole/guarde cuanto más tiempo mejor. Hemos querido dignificar tanto el trabajo, que hemos arruinado lo más preciado que tenemos.

Tengo compañeros que nunca se habían planteado una reducción de jornada... hasta que me han visto súper relajado (y con menos dinero). Algunos la han pedido ya también. Sé que hay gente que no puede ni plantearlo, pero es que los empresarios son los que deberían sugerirlo, ¿me oye Señora De Oriol? Un empleado feliz, que disfruta más de sus hijos, de su familia (aunque cobre menos), rinde mucho más. A lo peor es que no hemos profundizado en lo que nos gusta realmente y nuestro trabajo está en otro sitio. Cuesta mucho decidir, cuesta mucho cambiar, cuesta mucho dejar atrás. Pero sí, en ocasiones, la vida es un desierto que hay que cruzar para llegar a la tierra prometida.

Quizá haya que hacer un recálculo de nuestra ruta vital.




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miércoles, 10 de diciembre de 2014

Entrevista en RNE. El canto del grillo.

Esta vez os dejo el podcast de RNE con la entrevista que me hicieron la semana pasada en El canto del grillo, programa que recomiendo (hay de todo y para todos los gustos, solo hay que elegir).
Os lo dejo en formato vídeo a través de youtube porque pesaba demasiado como para incrustarlo en el blog directamente.

Gracias a Yolanda Náñez, productora del programa, por fijarse en mi entrevista con Gema Lendoiro en ABC y decidir buscarme para este programa de radio.

Gracias a Azucena y Mireia (La Pedagogía Blanca), por fomentar estos encuentros. 

Gracias a RNE-Málaga por abrirme sus puertas a horas intempestivas para poder realizar dicha entrevista.

Y gracias a todos y todas los que colaboráis para tener un mundo mejor, cada uno desde su sitio y/o trabajo, desde su perspectiva. Si creéis que estas cosas son buenas, no dudéis en rebotarlas por las redes sociales, en ocasiones, calma mucho e infunde confianza el hecho de ver que no eres el único. En otras ocasiones te da igual si tú lo tienes claro, también es cierto. Pero puede que haya gente que oiga palabras o que lea cosas que le hagan reflexionar, meditar o actuar, como yo lo he hecho cuando he oído o leído a otros.

Solo desearos que os guste, que la disfrutéis y que, si es así, le deis publicidad. Entre todos se pueden cambiar las cosas, solo hay que ponerse. Y yo, hartito ya de tantas cosas, me he puesto en marcha. ¿Quieres colaborar? Solo comparte, no cuesta dinero.

Y cualquier cosa que se te ocurra, siempre que sea constructiva, puedes dejar un comentario.

Gracias.
                              
                              
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domingo, 7 de diciembre de 2014

Algo está cambiando

Aclarar primero que no termino de tener muchos datos requeteactuales sobre esto. Sé que no voy a hablar de muchos centros concretos como debería de mi provincia, habrá sitios de los que aún no me he enterado, otros que quizás han cambiado, no sé... pero lo que sí es cierto es que algo está cambiando, sí...

Sólamente en Málaga se detecta un gran movimiento a nivel escolar y educativo en general. Y algunos centros concertados se están espabilando mucho. Otros públicos, igual. Los privados... no alcanzo a verlos con claridad.

En las redes crecen de forma exponencial los grupos, comentarios, corrientes... a favor de un nuevo tipo de pedagogía y metodología: pedagogía blanca, inteligencias múltiples, educación respetuosa, proyectos cooperativos, educación holística, educación emocional...

Hace varios fines de semana conocí a una mujer de Granada que vive en el Albaycín y tiene a sus hijos por allí. Me contaba los cambios que estaban haciendo poco a poco en su colegio y hablábamos de la importancia de empezar a trabajar de otra forma.

Entre los muchos centros hoy voy a resaltar el Colegio de La Presentación de Málaga, están a tope con las inteligencias múltiples y otros elementos mucho más didácticos en su metodología.Tenéis su web y facebook para mirar lo que queráis. A su vez, se inspira en el colegio Montserrat de Barcelona, donde cuentan (a mí me lo contaron así) que a Howard Gardner se le saltaron las lágrimas al ver por primera vez su teoría en una práctica diaria en todo un colegio.

Mi hermana Carolina, en su colegio, tampoco usa libro en infantil. ¡Ojo! No usar libro no es fotocopiar el libro pero seguir haciendo igual o lo mismo, pero en blanco y negro, como dice ella. No usar libro es no usar libro. Sin más.

Hay muchos colegios públicos que también (creo que el Fleming, en Soliva no usan [o, al menos, no usaban hace unos años] libros de texto, el Revello de Toro y seguro que muchos más a los que no llego aún por falta de tiempo...) y hay centenares de maestros y profesores en la universidad, secundaria, primaria, infantil... que, aunque de forma individual, están haciendo cambios en sus aulas para obtener mejores resultados. Proliferan centros Montessori o de corrientes similares.

Asociaciones de profesores y profesoras hartos y hartas de esta situación, de los mareos políticos, de lo inútil, de la arduo, de lo insensible, de técnicas a lo Charles Bronson, de la imitación, de lo cansino, de las aglomeraciones, de no llegar, de aquello que agota los recursos, de lo intangible, del papeleo administrativo, de planes de calidad a la altura de una babucha, de que les quiten pagas extras, de la falta de respeto de alumnos y de sus progenitores, de gritos, de lo absurdo, de los exámenes y de todo lo predecible...

El personal está ya jartito, la verdad. Y unos proyectamos en cambios vitales para la formación de sus alumnos, a pesar de que en algunos contextos nos miren mal, nos hablen mal o nos digan cosas malas; otros proyectan en el amimedaigualyocobroafindemes; y otros, simplemente siguen igual, o por ignorancia o por miedo al cambio.


Hay profesores y profesoras, directores y directoras, inspectores e inspectoras que están apostando más por las personas que por la formación sin sentido, pero sin abandonar la importancia que tiene la formación en una persona.

Padres, madres, tutores legales... defiendan a sus hijos, muestren interés por ellos buscando un buen colegio. Y un buen colegio no tiene por qué ser aquél que tiene unos niveles estupendísimos de la muerte. Busquen un colegio donde traten a sus hijos como personas, donde respeten sus intereses, donde sean capaces de vislumbrar sus pasiones y sepan fomentarlas, donde no abandonen las situaciones al antojo de la Diosa Fortuna, donde se preocupen por ellos, busquen un colegio donde trabajen con ellos de forma agradable, donde no todo sea contenido, contenido, contenido; busquen educación emocional, educación respetuosa, educación cooperativa, donde lo importante no sean las notas... La formación es fundamental para avanzar, para conocer, para acceder a aquello que más quiere... y, a lo mejor, así, sí que llegar a ser feliz con su trabajo, con aquello que le gusta, con aquello que es capaz de crear... con entrar un día en el conservatorio que querías...

A lo mejor no encuentras ese cole ideal, a lo mejor es que ese cole se llama homescholling... Todo es planteárselo. ¡Pero homescholling, no rascaombliging!

¡Cuántos fracasados han enriquecido nuestro mundo! Desde con ipads (Steve Jobs dejó la carrera de informática...) hasta con helados (Ben&Jerry), pasando por músicos como Los Beatles, coreógrafas espectaculares como Gillian Lynne..., a Disney lo echaron del periódico porque no tenía imaginación, o a Elvis de su coro, y tantos y tantos fracasados...

Tal y como están las cosas, yo huiría de un cole  con buenos niveles, al menos si no tienen también empatía, respeto, motivación, metodologías diversas y adaptadas de verdad a diferentes personas, innovaciones, si permiten la creatividad, no mandan tareas abusivas y desconocen la evaluación centrada en un examen. Es casi imposible encontrar un centro así, pero que tenga el mayor número de rasgos positivos posible sí es más fácil.

Esto no quiere decir otra cosa más que lo que es: ESTE SISTEMA EDUCATIVO NO FUNCIONA Y EMPIEZA A VISLUMBRARSE PAULATINAMENTE SU FINAL.

Y, por último, un favor:
si trabajas en un centro donde o tú solo/a o una parte o todo el claustro trabaja desde estas nuevas metodologías y con este nuevo concepto de respeto o similares... déjame un comentario con el nombre del centro y la ciudad, para que quede enterado y pueda haceros un seguimiento. Gracias.


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sábado, 29 de noviembre de 2014

Este artículo me lo han "aguado"

A raíz de un artículo en ABC sobre un nuevo sistema educativo en Nueva Zelanda en el que están quitando las normas, y cuando decimos quitar las normas, nos referimos a las supérfluas, que esto siempre hay que especificarlo, porque luego vienen los iluminados a decirnos que cómo se van a quitar las normas y que, y que... No señores, no es que nos volvamos salvajes, es que pongamos las mínimas normas, las necesarias, las que surgen del respeto humano (que se demuestran y se aprenden mejor con hechos que con normas, dicho sea de paso). 

Pues bien, como decía, en ese mismo artículo le preguntan a D. Gerardo Aguado, profesor de la Facultad de Educación y Psicología de la Universidad de Navarra:
>> ¿Y eso de enseñar divirtiendo? ¿Debe ser el aprendizaje ameno, con el fin de obtener resultados más satisfactorios? «Eso es una tontería», remacha el experto. «Si enseñamos divirtiendo los niños jamás serán adultos, siempre serán unos bebés o personas muy infantiles. Los pequeños deben saber que el mundo no es bello, ni justo, y que vivir en él es difícil. Por ello digo que la única forma de ser libre es tener unas normas, que ya nosotros decidiremos si cumplimos o no».

Y como quiera que sea, yo también tengo derecho a expresar mi opinión al respecto. Y no voy a hablar de Nueva Zelanda.

A ver cómo desgranamos esto teniendo en cuenta que hablamos desde un punto de vista educativo, hablamos de infancia, de alumnos de primaria, secundaria... y, en última instancia, de personas.

Me está diciendo el señor catedrático que lo mejor es poner normas, pero que luego ya veremos si las cumplimos o no, entonces, pregunto: ¿para qué poner tantas normas? O lo que es peor, ¿para qué enseñar tantas normas y desde tantas normas? ¿Para enseñar a cómo saltárnoslas? ¿Para enseñar a dilucidar entre cuáles me salto o no? Y, me surgen otras... ¿Para qué? ¿Para llegar a ser Ministra de Sanidad (un ejemplo entre miles) y acabar manchada presuntamente con la tinta de la corrupción porque presuntamente decidí saltarme las normas de todo tipo habidas y por haber?
Y todo eso, solo para obtener la consecución de un ojetivo que me parece fundamental: ser libres. Entonces para ser libres, verdaderamente libres y poder optar entre cumplir o no las normas, decidimos educar normatizando todo. Conozco miles de (licencia literaria, son menos de mil, porque no conozco tantos) centros de secundaria donde los chicos no pueden salir de sus clases entre horas o ir al cuarto de baño si no es con permiso.

Si llevamos tantos años haciendo esto de una misma forma, ¿no podríamos cambiar? ¡Aunque solo sea para ver si funciona! Por que si funcionase sería la pera limonera. ¿Y si, tal vez, dejamos que los niños, desde niños, sean libres (no salvajes, ya lo escribí antes) y aprendan a discernir entre las opciones que se les plantean? Quizá aprenden así a partir de la propia  experiencia. Si esos chicos hubieran gozado de ciertas libertades en infantil y primaria, seguro que en secundaria las seguirían disfrutando. Y cómo no conozco bien las etapas de infantil y primaria desde dentro, no sé en qué momento se tuerce todo, si es por unos o por otros, en primaria, en secundaria, en sus casas en un verano... no quiero yo echar culpas y quitarme el muerto de en medio, no, es que no sé bien dónde ni cómo se produce eso.

Sin embargo, y dicho ya todo lo anterior, y ahora hablo de secundaria, donde trabajo, y de primaria (por mis hijas), cuando les das libertades, cuando les dejas que se equivoquen, cuando les das responsabilidades... aprenden a una velocidad vertiginosa. Anda pero es que se equivocan... claro... como yo me equivoqué en su día, y como me equivoco ahora y como espero equivocarme en muchas cosas en la vida que me quede. Cuando le dices al chico con peor comportamiento de tu clase, ese en quién nadie confía, ese al que muchos temen o no soportan y le dices que vaya a hacer un recado por favor, se le queda cara mezcla de póker mezcla de ¿yo? ¿Estás seguro? Pero aquí entramos ya en otro tema, que es la confianza, y eso será otro día.

«Si enseñamos divirtiendo los niños jamás serán adultos, siempre serán unos bebés o personas muy infantiles. Los pequeños deben saber que el mundo no es bello, ni justo, y que vivir en él es difícil».

Uf... Del juego creo que hablaré otro día por no extenderme demasiado hoy. Y de que los adultos sean unos bebés o infantiles porque jugaron mucho... creo que también, porque tendría que hablar de tanto, que acabaría escribiendo un libro... que llegará... Y la palabra bello hablando de la vida me lleva, precisamente, a eso, a La vida es bella, película dulce, tierna y cruda donde nos queda muy clarito que la vida no es bella, ni justa (en muchos momentos, claro). En el mundo hay guerras, hay violencia, hay falta de solidaridad, hay egoísmo, hay asesinos en serie y en serio, y tus familiares se mueren, y tu pareja te abandona, y hay profesores con mucha falta de sensibilidad, también. Y yo qué sé la cantidad de cosas duras y difíciles que hay en la vida.

Pero... ¿insinuar que no se puede jugar con los niños porque la vida es dura? ¿Calificar el juego de tontería y compatibilizarlo con ser profesor de la Facultad de Educación y Psicología de una Universidad? La verdad, quizás sea yo el que esté equivocado y, como siempre digo, yo no estoy en poseesión de la verdad, pero, aunque sea dentro de mi equívoco, me gusta más apostar por el juego que por la crudeza, señor Aguado y, creáme, muchos niños saben ya desde niños lo difícil que es el mundo, no tienen por qué ir a una escuela para saberlo. Ojalá estuvieran vivos los niños de Avilés (y otros muchos, desgraciadamente) para poder preguntarles, o preguntemos a los que sufren abusos sexuales de sus propios padres, de sacerdotes, de..., o a los que no tienen qué comer...

El mundo no es bello ni justo, es difícil, sí señor, en ocasiones lo es, aunque no siempre. Y creo que lo suyo es educar para aceptar y superar lo mejor posible esos momentos difíciles en lugar de, como hacen muchos irrespetuosos con la infancia que hay por ahí, hacérselo ya difícil a los niños. Que ya bastante nos han aguado muchos la infancia para que se sigan promulgando estas actitudes a estas alturas de la vida.

Aunque, insisto, es mi opinión. Sólo mi opinión.


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viernes, 21 de noviembre de 2014

La obediencia.


A principios de este mes estuve bastante  atareado y me retrasé en la publicación de entradas en mi blog. Así que me propuse escribir otra en esta misma semana, como bonus extra, si queréis llamarlo así.

Pensaba escribir una entrada sobre la obediencia.

Luego recordé que ya este verano hablé de ella en un post en el blog de la pedagogía blanca que me publicaron y que versaba sobre la obediencia y supernnany (te recomiendo que lo leas, mi querido amigo Afó; a los demás también, si queréis y no lo habéis hecho aún). En aquél momento mucha gente aún no me seguía en mi blog o no me conocía por facebook. Por eso os dejo el enlace.

Aquél post me trajo de cabeza a mucha gente, sacó carcajadas de otras por algunas expresiones y me llovieron justas críticas en mi contra (hice caso de las constructivas y respetuosas). Recuerdo a Nohemí Hervada, que tanto rebotó desde su muro...ahí empezó nuestra virtual amistad... y le mando un beso.

Mi intención primera, a la hora de escribirlo, era criticar el comentario de la editorial publicada en el reverso del libro con el objeto de vender más libros y no al programa televisivo en sí, que no he visto, salvo trozos y retazos sueltos y, desde luego, no dudo de que haya gente a la que le vengan bien sus técnicas, aunque yo no las comparta, tal y como desmembré en aquel artículo.

En cualquier caso, por si alguien no quiere leer aquel artículo entero, os transcribo aquí la parte en que hablaba de la obediencia. Si ya has leído el artículo anterior, entonces sáltate la cursiva y sigue leyendo después.

Obediencia no es ordenar, regañar, castigar, maltratar, gritar, aislar, ignorar y dar por hecho que la ausencia de cariño es vital porque los niños de hoy día son muy listos y se las saben todas. Saben hasta latín… Ojalá, porque si supieran latín, probablemente sabrían que la palabra obediencia aparece recogido por primera vez en nuestros textos en torno al siglo XIII como oboedire, que, a su vez, proviene del latín ab audire, que viene a significar hacia lo oído. Y eso no lo saben ni los adultos, porque en nuestro sistema educativo corrupto y maltrecho conviene mantener la disciplina castrense (en el sentido de militar, de marcial y de que castra de forma indisoluble el comportamiento y el futuro de las personas).
Hemos corrompido esta expresión con el paso de los años. Cuando una persona era obediente es que iba hacia lo escuchado, pero no por obligación militar o “respeto mordoriano", sino porque aquello que escuchaba le parecía bien y lo hacía.
No sé si me explico. Yo le puedo pedir a mi hija que me traiga un vaso, por favor, acompañado de un guiño, de un beso, de una carita cariñosa… o le puedo decir que como no me traiga un vaso se va a enterar. Probablemente, conociendo a mi hija, me lo traiga en ambos casos. Sin embargo, en el primero, la transmisión de información se hace desde la base del respeto y el cariño y mi hija entenderá que si no me trae el vaso no va a haber ninguna consecuencia, ni buena ni mala. No voy a dejar de quererla ni voy a respetarla menos.
Es decir, que si decimos las cosas de forma que a los otros les llegue un mensaje lleno de respeto y/o cariño, esa persona tenderá a hacer lo que escucha, va hacia lo escuchado, hace lo que se le pide, pero por propia elección dentro de su contexto. Eso, señores y señoras, es obediencia. Cualquier otra cosa que nos enseñen es, a mi modo de ver, falso.
La obediencia dictatorial es un atajo. Exige menos recursos para un padre, es más cómodo y los objetivos se consiguen mucho antes. Ahora bien, dudo que eso conlleve a criar adultos responsables de verdad.

Y añado, hoy, viernes 21 de noviembre de 2014, que con el tiempo he descubierto que cuando mis hijas no obedecen, casi siempre, por no decir siempre, es porque no han escuchado, por eso no pueden ir hacia lo escuchado. Muchas veces están tan sumidas en la lectura de sus libros, en sus juegos, en sus conversaciones, que, evidentemente, un comentario mío ajeno a todo eso no lo escuchan. Al final yo acababa diciéndoles que ya se lo he repetido 4 veces (ó 40) que por favor lo hagan, que ya está bien... Con el tiempo he descubierto, no hay nada como experimentar, que es mejor llegar hasta ellas, tocarlas en el hombro, darles un beso o, simplemente, captar su atención de alguna forma, y, entonces, y solo entonces, en ese momento, decirles lo que me gustaría que hicieran en ese instante. Claro que se pierde más tiempo... 

Sin embargo, volviendo al tema que nos ocupa hoy, recordad que hay una diferencia abismal y abisal entre ser obediente y ser sumiso. Las personas obedientes, entendiendo este concepto como he explicado, son personas sanas emocionalmente, respetadas y respetables; las personas sumisas, fieles súbditos a los que se les educó en esas formas, no suelen ser tan sanas. 

Seamos obedientes, no sumisos. Eduquemos en esa línea. Se profundiza más, se trabaja mejor, se obtienen mejores resultados, se crea un mundo mejor.

Termino con una anécdota. A principios de este milenio, que dicho así, suena horrible, daba clases en 1º de bachillerato en un centro concertado. Me tocó hablarles de la figura de Óscar Romero y de la espantosa situación que durante años se vivía en El Salvador. Aproveché cierto jaleo de clase para gritarles. Excesivamente. Violentamente. De forma desproporcionada a lo que había sucedido. Pobres Piluca, Emilio... y sus compis... qué mal lo pasaron. Así estuve dos días: gritando, sin dejarles ni respirar, expulsando del aula... Al tercer día les pedí que me dijeran cómo se habían sentido. Se acordaron de toda mi familia, vivos y muertos (algunos hasta lo verbalizaron; no me ofendí). Les pedí perdón. Entendieron a la perfección lo que era la obediencia mal sana y la opresión.

Y creo que la virtud no está en hacerlo bien, porque somos humanos y como tales cometemos errores; creo que la virtud está en intentar darse cuenta de las cosas para enmendarlas en la medida de las posibilidades de cada uno.


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martes, 18 de noviembre de 2014

Problemas de ropa...

Veo que en algunos ámbitos, a lo largo del día de hoy o de ayer, se ha generado cierto recelo respecto a las ropas y pelos de determinado personaje público, sobre si puede o no puede o sobre si posa o no posa.
No voy a hablar de política, no es el fin que me propuse en este blog.

Sin embargo, ¿saben lo que de verdad es un problema de ropa?

Pues según mis experiencias en los últimos 10 años de docencia y en diversos centros, me ha hecho pensar...

Un problema de ropa es cuando sabes, antes de doblar la esquina del pasillo, que te vas a encontrar con fulanito, alumno de primero, porque ya hueles en la distancia esa misma ropa que lleva desde hace cuatro días.

Un problema de ropa es ver a tu alumno menganito, de segundo, con unos pantalones rotos desde la ingle hasta el tobillo...porque no tiene otros que ponerse.

Un problema de ropa es ver a chicas con ropas raídas y algo sucias porque su padre, con el que viven, está en paro y con otros pocos de hijos más, y sabes que duermen como el tetris: 4 en una cama, dos para cada lado y entremezclando las piernas.

Un problema de ropa es recoger ropa usada entre profesores y demás personal del centro para repartirlo entre determinadas familias del mismo centro.

Y, es más, un problema de ropa es que cada día haya que dar el desayuno a varios alumnos que sabes que, desde ayer a mediodía, en el comedor del instituto, no han vuelto a comer; si acaso una bebida energética de esas de moda...para aguantar el tirón.

Un problema de ropa es comprar algún que otro día un bocadillo para ese chico que todos los días en el patio desayuna un bocado de cada uno de sus diez o doce compañeros a los que ha convencido para que le den el susodicho bocado.

Un problema de ropa es no poder hacer tareas en clase porque no tienes ni un lápiz.

Un problema de ropa es que por la ineptitud de algunos no se pueda atender decentemente a algunos.

Un problema de ropa es que a lo mejor tienes que comprar ropa en Alcampo o Carrefour porque no te da para más, porque no pudiste estudiar en Navarra o en Granada, que más da.

Un problema de ropa es, sin duda, que no te abriguen con unos buenos abrazos diarios.
Un problema de ropa es no poder cubrirte con las caricias de alguien que te hace cosquillas.
Un problema de ropa es no poder ponerte ninguna sonrisa que te aprecie al levantarte.
Un problema de ropa es no poder vestirte en la mirada de otro, aquel que te dio la vida y ahora te repudia.
Un problema de ropa es no tener en el vestidor ni un te quiero al mes.
Qué digo... un problema de ropa es no tener un vestidor de este tipo...

¿Quieren que siga con problemas de ropa? Porque estoy seguro de que conocen muchos y no hace falta que yo se los diga. Y si no los conocen, es que no están en el mundo. Porque solo hay que pasear o elegir un barrio poco "decente" para trabajar y ver la cantidad de problemas de ropa que existe.

No me vengan con chorradas de que un presidente o candidato a esto o a lo otro no puede o no debe... ¿Quién establece lo que se puede o se debe?

Eduquemos más en vivir que en sobrevivir, eduquemos en compartir, eduquemos en repartir, eduquemos en igualdad de posibilidades, eduquemos en felicidad, eduquemos en sentido común, eduquemos en el cariño, en el respeto, en la tolerancia, en la valoración y el ánimo, eduquemos en cooperación, eduquemos en generosidad, en ayuda y en autoayuda, eduquemos en limpieza física y de espíritu, eduquemos en ecuanimidad y en abrazoterapia si fuere necesario...

Doy gracias a diario por cómo mis padres se las ingeniaron para que sus siete hijos e hijas pudieran buscarse la vida con sus estudios.

Soy profesor de instituto y no, no me puse corbata el día de mi boda. Pregunten por ahí...no a mi mujer, no sería objetiva... pero iba impecable, guapísimo...con mi camisa de cuando estuve un mes de misiones en Brasil acompañando a unos amigos que llevaban dos años y dando clases de español a personas que lo necesitaban para el equivalente a su selectividad...pero ese... ese es otro tema.

jueves, 6 de noviembre de 2014

El enaltecimiento de la estupidez.



 De verdad... qué ruina el guasap...

Me ponen a mil y de muy mil humor los grupitos mierdas de padres y madres con las tareas del cole, con perdón.
Los padres y madres, con toda su buena intención, aún no se han enterado de que envilecen el día a día de sus hijos con acciones tales.
No solo son tontos los padres y madres sino que, además, entontecen más a sus hijos. Se les explica y te miran con cara mezcla de póker mezcla de "éste tío es tonto". Vale, tonto, sí. Me lo pido. Mejor tonto que idiota... ya lo dice el diccionario. 
Hace tiempo que no lo leo... pero, antiguamente, y en un contexto de hace años, el diccionario decía que "tonto" era aquel que nacía con algún tipo de tara o discapacidad (y perdonen el vocabulario, antes se decía eso y cosas peores a nuestros actuales ojos). Y en otra página, lógicamente, decía que el idiota era aquel que, habiendo nacido bien, sin taras ni discapacidades algunas, se volvía tonto.


En la clase de mis niñas, me dicen, hay un grupo de esos… en los que nosotros no estamos… faltaría más… Y por lo que me cuenta... mejor no estar. Algunos aún no se han enterado de que hay niños que no llevan tareas a casa porque lo han hecho todo y los que llevan muchas tareas es porque se han pasado la mañana a lo suyo...

Ayer miércoles me dice una alumna que los padres y madres de su clase han hecho un grupo de deberes, para estar al día y “controlarnos más” –dice ella. Y añade: “Maestro, mi madre me dijo ayer que si no tenía que estudiar para el examen de francés. Le dije que no y ella me insistía en que sí. Y yo en que no, porque no tengo francés, sino Refuerzo… Y se quedó dudando maestro, no se fiaba de mí”. Pues eso. Algunos se vuelven tontos…
Los padres y madres se quieren preocupar tanto, tanto, tanto por sus hijos... que deciden hacer un grupo de guasap.  ¿No sería mejor comer con ellos, charlar con ellos, confiar en ellos, hablar del cole, del trabajo...?
Ese tipo de actuaciones va entonteciendo (y perdonad que insista tanto en la idea) a los chicos cada vez más... y a pasos agigantados. Que un día se les olvida un examen o una tarea, pues nada, para la próxima vez se irán responsabilizando.
Este tipo de actuaciones  les quita responsabilidades, los entontece (sigo haciendo hincapié), los sobreprotege... y luego se vuelven tontos y necesitan 238 consejeros para que les orienten en una alcaldía de pueblo.

Dejad, por favor, a los niños crecer... a su ritmo, a su aire, con sus límites y sus responsabilidades... 

¡¡¡PERO NO ME MANDÉIS NI UN MALDITO GUASAP MÁS!!!

Que yo sí sé qué y para cuándo lo tienen que hacer mis chicas. Y si no... pues ya está. Nadie se muere por eso (o no debería).
Por eso yo no estoy en esos grupos... me revientan.
Qué pesados sois.

Y como siempre ha dicho mi padre, en esta vida no hay nadie tonto... a lo que añado yo: pero cada vez estamos más rodeados de idiotas. Y la culpa la tenemos nosotros mismos. Y ahora no estoy hablando del sistema educativo, sino del devenir diario en el que participamos activamente en muchas ocasiones...

Y luego está lo de “no, es mañana”, “no, es para el martes”, “no, es mañana”, “no, es para el martes”, pues tu niña no se ha enterado… ha sido usted echada del grupo… Idiotas… lo vengo diciendo desde el principio… Idiotas.

El enaltecimiento de la estulticia debería estar penado también…

jueves, 30 de octubre de 2014

La deshumanización humana.

Esta tarde me toca escribir de un tema nada relacionado, en principio, con la educación, aunque, de fondo, todo está relacionado con la educación (sea de escuela, de casa, de calle, o de...).

Hemos sobrepasado los límites inesperados de la indecencia colectiva humana.

No me refiero con esto a los robos a mansalva por parte de la clase política y de los diversos subterfugios a los que se acogen muchos de ellos a lo largo de su carrera; no merefiero a la extendida técnica política de hoy me cago en tus muelas pero mañana te pido perdón... y tan amigos; no me refiero a los recortes en España (que son los que me afectan directamente y los que conozco) en derechos sociales, sanidad o educación; no me refiero al estrés que se está generando con el ébola en el llamado hemisferio norte ahora que podría empezar a afectar a la parte rica del mundo; ni siquiera me refiero al hecho de que una persona negra falleciera en el aeropuerto de Barajas porque, por miedo, nadie se le acercara a ayudarle, no fuera que tuviera alguna enfermedad infectocontagiosa. Y no los juzgo, oiga, porque no sé qué podría haber hecho yo en esa situación; como cuando con 15 años me preguntaban en el cole qué opinaba sobre el aborto o la pena de muerte... Yo qué sé... No me refiero tampoco a guerras químicas, físicas, nucleares o a distancia; ni a la venta de armas o de sustancias alucinógenas; no hablo de la trata de blancas, ni de negras, ni de malasias o indonesias; ni siquiera del tráfico de órganos o del rapto, cada vez más patente, de niños y niñas; ni siquiera me refiero a que los 3 españoles más rico dupliquen lo que tendría el 20% más pobre.

No me refiero a nada de eso. Ni a cualquier otra cosa... que no es poco.

Por primera vez en el mundo y en la historia, al menos desde que se recogen datos, hay más muertes derivadas del exceso de comida que por la falta de la misma. Sí señores, por primera vez, todas las enfermedades coronarias, intestinales (y no sé cuáles más porque no conozco ese campo) que provienen de una mala alimentación por exceso, abuso, deseo, ansia y recurrencia y que derivan en el fallecimiento de la persona, por primera vez... superan al número de muertes registradas por el hambre y la falta de alimentos.

Es la deshumanización, no del arte, que diría aquél, sino de la especie; la pérdida de la humanidad, el rechazo a nosotros mismos no respetando al otro; el no querer ni saber ver que todo proviene de lo que es y que nos hace ser lo mismo y perteneciente a una misma entidad y con un mismo origen al que podemos llamar Dios, Gaia, Maternidad, Pachamama, Energía, el  Vacío Cuántico del que todo brota o aquello que cada cual, si se ha parado a pensarlo alguna vez, lo haya denominado como pudo o quiso.

Cuando se pueda y, de hecho, podamos percibir la sensación y el sentimiento unitario de que todo es lo que es y, por tanto, de que todos estamos conectados porque somos lo mismo, entonces, ese día, dejará de existir el mal en sí mismo tal y como lo conocemos, porque ese día no se nos ocurrirá ningún mal para nadie, igual que no nos cortamos un brazo. 

Y no hablo desde ninguna perspectiva religiosa, sino desde una visión no dual de la realidad en la que la mente no pormenorice nuestra percepción de la realidad, sino que lo haga nuestra alma.


Mientras no llegue ese instante, seguiremos como estamos y, en la medida de lo posible y con los recursos que tenemos, haremos lo mejor que podamos y sepamos con nuestros iguales, nuestros hijos, nuestros jefes, nuestros usuarios del trabajo, nuestras parejas, nuestra familia...

No pretendo dar lecciones de moral, solo reflexionar. Y agradecer todo lo que tengo y me pido a mí mismo ser más coherente con mis necesidades reales.

Sin embargo, es importante que recordemos el dato, porque creo que nos estamos dejando algo atrás... o a alguien.



miércoles, 22 de octubre de 2014

A mí los niños me respetan...


"Pues a mí los niños me respetan" (y con una entonación que pa qué...)
Estoy hasta el moño de esa frasecita.


No me canso de decir que el respeto no es temor mordoriano. A ti los niños no te respetan, te tienen miedo. Puro y duro. Y cuando tienes miedo, ni pestañeas sin permiso, todas tus neuronas, todo tu ser te paraliza, y así lo demuestran los últimos estudios neurocientíficos acerca de nuestro cerebro reptiliano. Te apuntan con una pistola y el criminal te dice:

- ¿Ves? Tú me respetas.

No es que respetes, más bien es que estás cagao con una magnum 45 apuntándote a la sien.

Pues así, horas y horas que sufren montones de niños en clase. Que te pongo un parte, que vas al director, al jefe de estudios, que llamo a tus padres y te vas a enterar, que te expulso... los más osados hasta mandan copias... un sistema novedoso que está haciendo furor.
Esa sensación de miedo queda claro que hace de los niños unas simples marionetas, faltas de creatividad, asustadizas y con una autoestima en declive.
He comprobado, en mi trabajo y en mi casa, que es mucho más efectivo y, a la larga, mucho más rentable, sentarte a hablar con los niños, con las personas, mostrarles que estás ahí y que las cosas se pueden hablar.

Lleva mucho más tiempo.
Requiere muuuucha más paciencia.
Es muuucho más cansado a priori...
Pero no hay color entre una forma y otra.
Si aún ponéis copias, os recomiendo que charléis con esos chavales/hijos que os dan problemas.
Con el tiempo (con mucho tiempo) ganáis vosotros y, sobre todo, ganan ellos.

Sin embargo, ciertamente, tenemos que hablar de otro aspecto: existen algunos alumnos en nuestros centros que por su particular y especial idiosincrasia (contexto familiar, social, afectivo...) no encajan de ninguna forma y bajo casi ningún contexto. He hablado y dedicado multitud de horas con ellos y no ha cambiado en su rutina diaria prácticamente nada. Quizá en el tiempo lo recuerden, pero en el día a día, nada de nada. Y en ese día a día sí que hay otros chicos y chicas que quieren aprender, formarse, leer, preguntar y participar activamente de su formación (estemos o no de acuerdo con el sistema, lo cierto es que es así). Y no podemos olvidarnos de ellos por respetar a los otros. Con los conflictivos hay que intentar, hablar, chocar las palmas o abrazarlos si se dejan... pero no puedes ayudar a una persona si esa persona no se deja ayudar. Es imposible. Llegado a ese punto, tienes que dejar que los demás puedan desarrollar sus habilidades con comodidad, sin perjuicio alguno. Es así de triste, pero es así.

Lo cierto es que la administración debería dejarnos actuar con los chavales conflictivos de alguna forma útil y adecuada...

Alguna vez, tras expulsar a un alumno del centro, la madre me venía y me decía que no lo expulsara, que lo dejara en el centro y que lo pusiera a lavar los baños... ¡Ja! Si hiciéramos eso... la administración y multitud de asociaciones se nos echarían encima. Pero es que, además, tampoco sería útil. Sería un castigo más. Con lo cual, no es una opción útil.

Con estos chicos habría que arreglar cosas, pintar paredes o decorar con grafitis, hacer cosas manipulativas... no sé... depende de las habilidades y de los contextos... Eugenio, un gran artista, lo hacía con un grupo de chavales muy conflictivo en un centro en el que coincidí, cuando la administración nos dejaba y pagaba a un artista (no era profesor) para dedicarse a esos chavales con un horario lectivo como el de un profesor... Luego decidieron que ese dinero no era rentable... Los chicos conflictivos no son rentables. Es mejor invertir en redadas policiales que en educación.

Lo cierto es que la selva en la que estamos inmersos en los centros educativos, a veces, invita al homescholling, tan respetable como cualquier otra metodología. Pero no voy a hablar de esto ahora.

Hoy tocaba hablar del respeto, ese que se gana y no ese que se amenaza. Y, desde ese respeto, ayudar a los chicos en la escuela en lo que se pueda, y eso pasa por ayudar, también e igualmente, a los que muestran interés por aprender.

miércoles, 15 de octubre de 2014

¿Por qué educamos igual que hace 100 años?


“El director del informe PISA afirmó ayer que España no mejora en el rendimiento académico porque se sigue enseñando como hace décadas, mediante la memorización de fórmulas y frases; porque no se apuesta claramente por la capacidad de cada alumno para aprender, atendiendo a su particularidad; y porque ni se valora ni se conoce el trabajo de los profesores, a quienes no se les da libertad para enseñar.” La voz de Galicia, 4 de febrero de 2014


Vamos a ver. El conocido informe PISA  nos deja por los suelos en materia educativa. No hay que ser un lince ni hace falta leer el informe para ver que esto es así. Y su director dice estas cosas de nosotros y de nuestro sistema. ¿Tan evidente es para para los de fuera y tan oscuro para los responsables de aquí?

Siempre hemos criticado a las grandes instituciones por llevar tanto retraso en su adecuación temporal con la realidad cotidiana. Quiero decir, siempre se le critica a la Real Academia de la Lengua Española que no admita palabras en su diccionario hasta que no pasan cincuenta años, se le reprocha a la iglesia católica que no admita cosas evidentes en el mundo actual y para las personas que en él vivimos ahora y no hace o dentro de 50 años; incluso no se sabrá si de verdad se pisó la luna o quién mató a JFK hasta que estemos todos muertos y nuestros descendientes sólo puedan decir: "mira... los engañaron...pobres..."

¿Por qué el sistema educativo lleva ese mismo retraso? 
Pues, entre otras cosas, por lo que nos dice el director del mencionado informe, ése que nos deja a todos a la altura de una babucha... 

¿Comemos igual que hace 50 ó 70 años? Yo no estaba, pero sé que no.
¿Nos divertimos igual que hace tantos años?
¿Leemos las mismas obras literarias?
¿Escribimos en pizarritas individuales?
¿Mojamos las plumas en tinteros?
¿Nos relacionamos unos con otros de la misma forma? (algunos así parecen hacerlo, pero la verdad es que no)
¿Pensamos y actuamos igual que en el siglo pasado?
¿Enfermamos o curamos igual que hace décadas?
¿Seguimos llamando a nuestros padres y madres de usted?
¿Jugamos en  su mayoría con caballos de alambre y muñecas de trapo...hechas en casa, no compradas?
¿Tenemos las mismas preocupaciones que antaño?
¿Nos desplazamos de igual forma?
¿La comunicación se realiza con los mismos medios?
¿Cultivamos igual?
¿Comerciamos de formas similares?
¿Hacemos el pan igual?
¿Usamos la misma tecnología?
¿Nos reímos con los mismos chistes?



Entonces... ¿por qué seguimos enseñando de la misma forma? Quizás porque es la única que hemos conocido y porque nadie nos enseña, nos incita, nos provoca o nos permite cambiar los modos de actuar. Y si no lo hacemos cada uno en su faceta, si no cambiamos cada cual en lo suyo, seguiremos con más de lo mismo, en sitios iguales o parecidos. Cada cosa que hagamos es como una onda en un estanque, es como la peli de cadena de favores... cualquier cosas que hagamos puede tener un gran impacto.

Ser raro no es malo, revolucionar no es malo, promover la cultura, el respeto, la motivación, sacar lo mejor de otros, transmitir valores adecuados para ser felices...

Lo que muchos llaman la resistencia al cambio. Mejor malo conocido que bueno por conocer. 

Y con esa mentalidad nos quedamos sin conocer tantas y tantas cosas...

sábado, 11 de octubre de 2014

Estreno blog con una entrevista para ABC

Me estreno con este blog de carácter personal... Antes había hecho cosas en cursos o para los alumnos, pero nunca para llevar un cuaderno de bitácora de esta índole.

Sois muchos los que me lo habéis pedido y me parece buena idea. A veces el facebook no es suficiente para exponer una idea concreta.

Y decido estrenarme por todo lo alto: os dejo el enlace de la entrevista que me ha hecho Gema Lendoiro para el abc digital. Espero os guste. Sé que va a levantar ampollas, pero no creo que eso sea malo; sé que hay gente que no va a opinar igual, gracias a Dios; intuyo que algunos me llamarán iluminado... ojalá lo fuera; y no me extrañaría que alguno se cagara en mis muelas, lo siento, no están disponibles.

Por lo demás, es lo que pienso y lo que siento... como siempre.

«La motivación no está en la importancia de la persona, sino en el éxito profesional»

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