"Pues a mí los niños me
respetan" (y con una entonación que pa qué...)
Estoy hasta el moño de esa frasecita.
Estoy hasta el moño de esa frasecita.
No me canso de decir que el respeto no es temor mordoriano. A ti los niños no te respetan, te tienen miedo. Puro y duro. Y cuando tienes miedo, ni pestañeas sin permiso, todas tus neuronas, todo tu ser te paraliza, y así lo demuestran los últimos estudios neurocientíficos acerca de nuestro cerebro reptiliano. Te apuntan con una pistola y el criminal te dice:
- ¿Ves? Tú me respetas.
No es que respetes, más bien es que estás cagao con una magnum 45 apuntándote a la sien.
Pues así, horas y horas que sufren montones de niños en clase. Que te pongo un parte, que vas al director, al jefe de estudios, que llamo a tus padres y te vas a enterar, que te expulso... los más osados hasta mandan copias... un sistema novedoso que está haciendo furor.
Esa sensación de miedo queda claro que hace de los niños unas simples marionetas, faltas de creatividad, asustadizas y con una autoestima en declive.
He comprobado, en mi trabajo y en mi casa, que es mucho más efectivo y, a la larga, mucho más rentable, sentarte a hablar con los niños, con las personas, mostrarles que estás ahí y que las cosas se pueden hablar.
Lleva mucho más tiempo.
Requiere muuuucha más paciencia.
Es muuucho más cansado a priori...
Pero no hay color entre una forma y otra.
Si aún ponéis copias, os recomiendo que charléis con esos chavales/hijos que os dan problemas.
Con el tiempo (con mucho tiempo) ganáis vosotros y, sobre todo, ganan ellos.
Sin embargo, ciertamente, tenemos que hablar de otro aspecto: existen algunos alumnos en nuestros centros que por su particular y especial idiosincrasia (contexto familiar, social, afectivo...) no encajan de ninguna forma y bajo casi ningún contexto. He hablado y dedicado multitud de horas con ellos y no ha cambiado en su rutina diaria prácticamente nada. Quizá en el tiempo lo recuerden, pero en el día a día, nada de nada. Y en ese día a día sí que hay otros chicos y chicas que quieren aprender, formarse, leer, preguntar y participar activamente de su formación (estemos o no de acuerdo con el sistema, lo cierto es que es así). Y no podemos olvidarnos de ellos por respetar a los otros. Con los conflictivos hay que intentar, hablar, chocar las palmas o abrazarlos si se dejan... pero no puedes ayudar a una persona si esa persona no se deja ayudar. Es imposible. Llegado a ese punto, tienes que dejar que los demás puedan desarrollar sus habilidades con comodidad, sin perjuicio alguno. Es así de triste, pero es así.
Lo cierto es que la administración debería dejarnos actuar con los chavales conflictivos de alguna forma útil y adecuada...
Alguna vez, tras expulsar a un alumno del centro, la madre me venía y me decía que no lo expulsara, que lo dejara en el centro y que lo pusiera a lavar los baños... ¡Ja! Si hiciéramos eso... la administración y multitud de asociaciones se nos echarían encima. Pero es que, además, tampoco sería útil. Sería un castigo más. Con lo cual, no es una opción útil.
Alguna vez, tras expulsar a un alumno del centro, la madre me venía y me decía que no lo expulsara, que lo dejara en el centro y que lo pusiera a lavar los baños... ¡Ja! Si hiciéramos eso... la administración y multitud de asociaciones se nos echarían encima. Pero es que, además, tampoco sería útil. Sería un castigo más. Con lo cual, no es una opción útil.
Con estos chicos habría que arreglar cosas, pintar paredes o decorar con grafitis, hacer cosas manipulativas... no sé... depende de las habilidades y de los contextos... Eugenio, un gran artista, lo hacía con un grupo de chavales muy conflictivo en un centro en el que coincidí, cuando la administración nos dejaba y pagaba a un artista (no era profesor) para dedicarse a esos chavales con un horario lectivo como el de un profesor... Luego decidieron que ese dinero no era rentable... Los chicos conflictivos no son rentables. Es mejor invertir en redadas policiales que en educación.
Lo cierto es que la selva en la que estamos inmersos en los centros educativos, a veces, invita al homescholling, tan respetable como cualquier otra metodología. Pero no voy a hablar de esto ahora.
Hoy tocaba hablar del respeto, ese que se gana y no ese que se amenaza. Y, desde ese respeto, ayudar a los chicos en la escuela en lo que se pueda, y eso pasa por ayudar, también e igualmente, a los que muestran interés por aprender.
Lo cierto es que la selva en la que estamos inmersos en los centros educativos, a veces, invita al homescholling, tan respetable como cualquier otra metodología. Pero no voy a hablar de esto ahora.
Hoy tocaba hablar del respeto, ese que se gana y no ese que se amenaza. Y, desde ese respeto, ayudar a los chicos en la escuela en lo que se pueda, y eso pasa por ayudar, también e igualmente, a los que muestran interés por aprender.
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